APPA Renovables exige impulsar el biogás y el biometano como pilares de la transición energética
La Asociación advierte del estancamiento del sistema gasista y reclama un marco regulatorio claro para descarbonizar más allá del sistema eléctrico
A pesar del avance del sector eléctrico en la incorporación de renovables —con una penetración cercana al 60%—, el panorama energético general de España sigue mostrando una fuerte dependencia de los combustibles fósiles. En concreto, el 75% del consumo energético nacional no es eléctrico, y buena parte de esa energía depende del gas natural, una fuente fósil cuyo peso en la energía primaria alcanza el 21,6%.
Frente a esta realidad, desde la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA Renovables) se alza una voz clara y decidida: es urgente priorizar el desarrollo del biogás y del biometano para que el sistema gasista también contribuya de forma activa a la descarbonización y a la soberanía energética del país.
La no convalidación del Real Decreto-ley 7/2025 ha acentuado la preocupación del sector. Dicho decreto incluía medidas para acelerar la transición energética, y su rechazo ha puesto en evidencia que la agenda política sigue centrada principalmente en el ámbito eléctrico. Sin embargo, como subraya José María González Moya, director general de APPA Renovables, “España no ha hecho los deberes en materia de descarbonización energética más allá de la electricidad. El biogás y el biometano son ahora más necesarios que nunca”.
Un potencial renovable desaprovechado
España dispone de recursos biomásicos de sobra para empezar a reemplazar parte del gas natural consumido por biogás y biometano, gases renovables generados a partir de residuos orgánicos. No obstante, las cifras actuales evidencian un aprovechamiento residual: tan solo el 0,15% del gas que consumimos proviene de fuentes renovables, lo que representa menos del 0,04% de la energía primaria consumida.
Por contraste, en Francia existen cerca de 700 plantas de biometano operativas, y Alemania supera las 11.000 instalaciones de biogás. En España, apenas hay 17 plantas de biometano con punto de inyección en el sistema gasista.
Este contraste resulta aún más significativo si se considera que España es uno de los cinco países con mayor potencial biomásico de la Unión Europea. Para APPA, no se trata de una cuestión tecnológica ni económica, sino de voluntad política y claridad normativa.
Obstáculos normativos y estructurales
El bajo desarrollo de este sector no se debe a una falta de madurez tecnológica, sino a múltiples barreras de tipo normativo, técnico y social. Entre los principales frenos identificados por APPA Biogás se encuentran:
-Falta de un régimen económico estable y específico
-Tramitación lenta y fragmentada
-Problemas para acceder a la red eléctrica en zonas rurales
-Ausencia de un derecho efectivo de acceso e inyección a la red gasista
-Incertidumbre regulatoria y fiscal
Además, muchas de estas plantas necesitan electricidad para sus procesos auxiliares, pero están ubicadas en zonas donde la red eléctrica es débil o inexistente, lo que encarece su viabilidad o directamente la imposibilita.
El sector reclama una acción decidida
APPA Biogás reclama un marco regulatorio estatal estable, homogéneo y favorable, que incluya:
-Un régimen retributivo específico
-Criterios medioambientales y urbanísticos unificados
-Una ventanilla única para trámites
-Un sistema de prioridad de acceso para las plantas de biometano
-Un control del uso del término “gas renovable” en publicidad
Respecto a esto último, la asociación alerta del posible uso de estos gases en campañas de greenwashing, en las que no se detalla el porcentaje real de biogás o biometano en los suministros, induciendo a error a los consumidores. APPA propone que se sigan modelos de transparencia como los del sector eléctrico, donde debe indicarse claramente el origen de la energía.
Una hoja de ruta que necesita actualización
El Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) y la Hoja de Ruta del Biogás reconocen el papel de estos gases en la transición energética, pero según APPA los objetivos son demasiado modestos. La hoja de ruta actual prevé una producción de 20 TWh de biogás en 2030, cuando el potencial estimado por la Comisión Europea supera los 40 TWh.
Cumpliendo plenamente ese potencial, se podría cubrir hasta el 13% de las necesidades de gas natural del país. Para ello, es necesario acelerar la implementación de políticas, desbloquear proyectos e impulsar una visión estratégica.
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