Solo el 6% de las viviendas de Castilla y León cuenta con una certificación energética excelente

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EficienciaEnergeticaWeb

La gran mayoría de las viviendas de Castilla y León no disponen de las mejores certificaciones energéticas en la actualidad. El Registro de Certificados de Eficiencia Energética de Castilla y León, gestionado por la Consejería de Economía y Hacienda, tiene inscritas 73.315 viviendas y edificios a fecha de 25 de julio, una cifra que se ha multiplicado casi por cinco desde 2013, desde que se hizo obligatorio para la venta o alquiler de cualquier piso. Casi el 89 % de estas acreditaciones se corresponden con pisos, bloques y chalés, de los que siete de cada diez han obtenido una calificación energética D o E en emisiones de dióxido de carbono.

El Registro de Certificaciones de Eficiencia Energética de Castilla y León empezó a funcionar en enero de 2012, cuando esta etiqueta sólo era obligatoria para nuevas construcciones, y en mayo de 2013 se modificó el procedimiento de inscripción para adaptarlo a la nueva normativa. En 2012, sólo existían seis inmuebles en el Registro autonómico. El número de registros empieza a aumentar progresivamente en 2013, especialmente desde la publicación del RD 235/2013 a mediados de abril, y alcanza los 15.025. Al año siguiente se bate el récord de registros, con casi 27.975 nuevas entradas y 43.000 certificados a 31 de diciembre de 2014. Las altas se han mantenido a buen ritmo durante 2015 (con más de 18.638 certificados incorporados) y esta tendencia continúa en los primeros meses de 2016, en los que el Registro está añadiendo una media de 1.600 etiquetas mensuales.

Por provincias, Valladolid es la que cuenta con un mayor número de certificaciones con 16.929, seguida de León con 13.803, Salamanca con 12.255, Burgos con 10.675, Segovia con 4.949, Palencia con 4.873, Zamora con 3.391 y Soria con 2.153.

El certificado de eficiencia energética otorga una doble calificación energética a cada inmueble, que se mide en función de su consumo y de sus emisiones de dióxido de carbono a través de una escala que va de la A a la G, siendo A un indicador de máxima eficiencia (menor consumo y menores emisiones) y G, de mínima. Si se atiende al uso residencial, más del 53 % de las viviendas certificadas han obtenido una calificación E, la más repetida;  un 17,5 %, la D, que es el valor medio de la escala; en un 23 % de los casos, la etiqueta marca los peores resultados con F o G; y únicamente el 6,2 % de los edificios residenciales certificados acreditan la excelencia energética (A, B y C).

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