Las lluvias sitúan los embalses de Castilla y León por encima de la media de los últimos 10 años y hacen olvidar el mal año hidroeléctrico del 2015

De la noche al día. Lo que había sido un mal año hidráulico en la Comunidad de Castilla y León, provocando una importante bajada de la producción hidroeléctrica en la región, se ha transformado en poco más de una semana en un paisaje con ríos desbordados –trece de ellos superan el nivel de alarma en las provincias de Burgos, León, Palencia, Soria y Zamora- y el desembalse de varias presas de la comunidad.
Con las nuevas lluvias, los embalses de la comunidad, y especialmente los de la Cuenca del Duero, han logrado aumentar sensiblemente sus reservas y sobre todo embalsar mucha más agua que la que han tenido en los últimos diez años de media. Aunque sus cifras todavía están por debajo del agua embalsada en estas mismas fechas del 2015.
Según los datos del Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente, de quien depende la gestión de las cuencas hidrográficas, Castilla y León ha visto aumentar en la última semana sus reservas de agua en 649 hectómetros cúbicos, un 7,8% más, hasta alcanzar un 65,38% de su capacidad en sus embalses. La media de los últimos diez años ha sido del 60,68% mientras que en enero del año pasado estaban al 71,71%.
En concreto, las últimas precipitaciones han dejado más de 540 hectómetros cúbicos en los embalses de la Cuenca del Duero, con un aumento del 7,1%, hasta alcanzar el 66,46% de su capacidad. La media de los últimos 10 años había sido del 61,47%, aunque en enero del 2015, se habían alcanzado el 73,7%.
Así por ejemplo, el embalse de mayor capacidad de la región, el de La Almendra en Salamanca, cuenta con 1.953 hectómetros cúbicos de agua embalsada para un total de 2.586 hectómetros de capacidad, habiendo aumentado en la última semana en 81.