Castilla y León pierde protagonismo frente a Aragón y Asturias en la producción de carbón
El carbón sigue siendo una de las energías punteras en cuanto a producción en Castilla y León con casi un tercio del total, solo superada por la energía de origen eólico. Sin embargo, la procedencia del carbón ha cambiado de forma radical de dueños y procedencia.
La producción minera de carbón cayó un 65,3% durante el pasado año, sin poder competir con los precios y eficiencia del carbón importado para las grandes centrales térmicas de León y Palencia.
Los datos recogidos en la memoria del Ente Regional de Energía (EREN) de Castilla y León son demoledores: la producción regional cayó desde los 1,04 millones de toneladas en 2014 a las 362.565 toneladas del 2015. La caída fue más fuerte en antracita que en hulla.
Castilla y León ya solo produce el 26% de la hulla que se produce en España y el 18% de la antracita. Aragón y Asturias comparten en liderazgo español con más de un millón de toneladas cada una. Castilla-La Mancha es la cuarta región productora, pero con cifras muy bajas.
La clave de esta pérdida de protagonismo del carbón castellano-leonés la encontramos en Bruselas, pero también a miles de kilómetros de distancia. La falta de incentivos a la compra de carbón nacional ha provocado las importaciones masivas de carbón a bajos precios y más eficiente desde países como Rusia, Indonesia o Colombia. La compra de carbón nacional en las centrales termoeléctricas bajó un 41,7% en el 2015, mientras que las importaciones de otros países aumentaron un 96%.
Este panorama ha desembocado en una gran pérdida de empleo (del 54% desde 2011 según UGT), de las empresas del sector y de las ayudas a la producción, con la consiguiente pérdida de actividad comercial y renta en las comarcas mineras.