La siniestralidad laboral en el sector eólico se reduce ante el parón de la instalación de nuevos parques
La seguridad y los riesgos laborales asociados a la actividad eólica siempre han preocupado mucho al sector empresarial. La propia Asociación Empresarial Eólica (AEE) puso en marcha en 2007, dentro de su Grupo de Trabajo de Prevención de Riesgos Laborales (PRL), un informe anual con los principales indicadores de siniestralidad en el sector eólico.
El primer informe fue elaborado con 12 empresas, mientras que en su sexta edición que acaba de ver la luz han sido 68, con un total de 12.503 trabajadores analizados. En los datos de siniestralidad, que sigue los parámetros utilizados por la Organización Mundial del Trabajo, tiene que ver mucho la actividad del sector, muy paralizada durante los últimos años como consecuencia de la normativa estatal.
Según el informe de la AEE, durante el año 2015, con una instalación de cero MW y un envejecimiento progresivo de los parques eólicos, el número de accidentes se mantuvo en torno a los valores de los dos años anteriores, alcanzando la cifra de 148. Teniendo en cuenta el número de accidentes ponderado por el número de empleos en cada uno de los años, se obtiene la evolución de los accidentes por cada mil trabajadores y la media anual de trabajadores.
De esta forma, podemos hacernos una idea de la evolución real de los accidentes. En 2015, los accidentes acumulados alcanzaron su valor mínimo desde que se comenzó a realizar este informe, en torno al 11,84 por mil. En gran parte también por la menor actividad en la instalación de los mismos, pese a que la actividad de fabricación repuntó con 400 nuevos trabajadores.
La producción eólica en el año se situó en 48.128 GWh, un 5,7% por debajo de la de 2014. Se ha pasado de instalar 175 MW de 2013 a los 0 MW de 2015.