El carbón de Castilla y León defiende su peso en el mix energético pese a los cierres de centrales previstos hasta 2020
La Junta de Castilla y León aboga porque el carbón autóctono sigue siendo una energía de respaldo que garantice el funcionamiento de las centrales térmicas de la comunidad. Para ello, el carbón autóctono debería suponer el 4% del mix energético nacional, una cifra que garantizaría al menos la apertura de minas y centrales térmicas hasta que se produzca su total sustitución por fuentes renovables.
Para conseguirlo, tanto la administración regional como la Mesa de la Energía del Bierzo exigen la modificación del Real 1955/2000 para poner nuevas condiciones a las autorizaciones del cierre de instalaciones de producción de energía. Entre esas condiciones se debería incluir el impacto económico que tiene el cierre de una determinada planta para la competitividad de la economía.
En los próximos tres años está previsto el cierre de alguna de las plantas de producción de energía con carbón más importantes de la región como la de Compostilla en el 2020. O la de Anllares en Paramo de Sil en el 2018.
Las grandes eléctricas españolas siempre han asegurado que en la actualidad el carbón es parte importante del mix energético español pero que las directrices de la Unión Europea exigen su reducción.
Mientras, desde el Ministerio de Energía, que dirige Álvaro Nadal, ven con buenos ojos el modelo energético alemán, donde el carbón todavía tiene un peso destacado, aunque a precios mucho más bajos que el producido en las cuentas asturianas y de Castilla y León. Prueba de ello es el malestar creado por el anuncio de Endesa realizado en primavera del cierre para junio de 2020 de sus plantas de Compostilla en León y la de Teruel.