Castilla y León dice el adiós definitivo a sus centrales térmicas

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Las centrales térmicas de La Robla (León), Compostilla II (El Bierzo) y Velilla (Palencia) dejan de estar operativas desde este martes para cumplir con los nuevos requerimientos ambientales

La Comunidad de Castilla y León ha dejado definitivamente atrás la energía vinculada al carbón que durante las últimas décadas han generado con combustible fósil las centrales térmicas ubicadas en las provincias de León y Palencia con el cierre de tres de estas instalaciones.

Se trata de las plantas La Robla (Naturgy) y Compostilla (Endesa), en León, y la de Velilla (Iberdrola), en Palencia, que aunque ya estaban cerradas aún podían acometer reformas.

Estas tras centrales se incluyen en las siete clausuradas este 30 de junio de las quince que estaban operativas en todo el territorio nacional.

Su cierre se produce en cumplimiento de los nuevos requerimientos ambientales en vigor desde mañana, 1 de julio, y a la espera de que el Ministerio para la Transición Ecológica emita una resolución autorizando el cierre de la planta.

El consejero de Economía y Hacienda, Carlos Fernández Carriedo, ha reafirmado en su misiva la posición de la Junta de la necesidad de aprovechar las infraestructuras para nuevos proyectos generadores de energía; la atracción de nuevos proyectos empresariales que compensen el empleo destruido, y el desarrollo de empresas locales con el apoyo de las eléctricas.

Asimismo, plantea que las eléctricas han de «colaborar con las administraciones públicas en un análisis del impacto económico por el cese de actividad» y un estudio de la cadena de valor que afecta a sus proveedores con la descripción del volumen del empleo tanto directo como indirecto afectado por el cierre.

En la provincia de León las centrales representaban unos 400 empleos directos y 600 indirectos que ahora dependen de prejubilaciones, reubicaciones y algunos nuevos proyectos.

Durante sus seis décadas de actividad, la central térmica de Compostilla II produjo 2.847.747.281 MWh y para ello consumió 124 millones de toneladas de carbón local y 10 millones de toneladas de combustible importado.

Su tiempo de funcionamiento efectivo supera los 1,2 millones de horas.

Por su parte, la Central térmica de La Robla constaba de dos grupos térmicos de 284,2 y 370,7 MW y fue un proyecto conjunto acometido desde 1965 por Hidroeléctrica de Moncabril, Hullera Vasco Leonesa, Endesa y Unión Eléctrica Madrileña, que posteriormente adquirió el resto de participaciones.

El Grupo 1 fue conectado a la red el 2 de septiembre de 1971 con una potencia nominal de 270 MW, mientras que el Grupo 2, de 350 MW, comenzó a funcionar el 10 de noviembre de 1984.

El carbón que ha consumido procedía principalmente de las cercanas cuencas de Santa Lucía, Ciñera y Matallana, que llegaba a la central por carretera y cinta transportadora, mientras que el mineral de importación se recibía por ferrocarril, transportado por Renfe Mercancías desde el puerto de El Musel, en Gijón.

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