Castilla y León ya es la segunda comunidad de España con más redes de calor instaladas

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Castilla y León ha apostado con fuerza por las redes de calor –la gran mayoría con biomasa–, según los datos de la Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (Adhac). En total la región cuenta con 43 instalaciones, solo superada por las 91 existentes en Cataluña. El País Vasco con 13, Galicia con 13, la Comunidad de  Madrid con 12 y Navarra con 10, son las siguientes regiones.

La Asociación de Empresas de Redes de Calor y Frío (Adhac) ha presentado recientemente el censo anual de redes de climatización en España en una jornada celebrada en el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (lDAE). Los datos del 2016 muestran un importante aumento en relación a los del 2015, con 306 redes de calor censadas frente a 247. En total las renovables suponen un total de 225, de las 218 funcionan con biomasa.

Según los datos aportados por Javier Sigüenza, secretario general de Adhac, la biomasa se mantiene como la principal fuente de energía utilizada por las redes de climatización, al sumar 218 de las 225 aportadas por las renovables y de las 306 totales censadas. El biogás, la geotermia y el calor residual, con dos cada una, y una híbrida entre biomasa y fotovoltaica, completan el reparto renovable.

En toda España ya habría casi 4.000 edificios conectados a redes de calor con 550 kilómetros de redes de tuberías instaladas, y 1.219 Mv instalados. El ahorro en emisiones de CO2 a la atmósfera supera las 180.000 toneladas. A nivel nacional, las redes de calor y frío son las que cuentan con una mayor potencia instalada (718 MW), seguidas de las de solo calor (494 MW) y las de solo frío (7 MW).

El 47% de las redes de calor instaladas en toda España son de propiedad municipal. Especialmente para dependencias y edificios administrativos. El 23% de las mismas ya da energía a edificios de uso residencial y solo un 8% a la industria.

Para Miguel Armesto, presidente de Adhac, “la reducción de la factura energética, la eliminación de costes de reposición de maquinaria y reducción de los de mantenimiento, la ausencia de ruidos y vibraciones en los edificios, la flexibilidad y adaptabilidad y la pertenencia a un proyecto de sostenibilidad y responsabilidad social, susceptible de promocionar la propia imagen corporativa son los grandes beneficios que aportan las redes de calor”.

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